Después del desastre

Son miles las personas que a causa del terremoto del pasado 08 de enero sufren. Y los cuento por miles porque no son solo los afectados directos los que sufren. Sufren sus familias, sus conocidos, sufrimos los rescatistas y también nuestras familias. A pesar de todo, la población se ha mostrado solidaria y una vez más se demuestra que el amor al prójimo aun existe... y también los milagros.

Son esas muestras de amor y esos milagros que Dios disfraza de cotidianidad lo que nos hace ver, muy en el fondo algunas veces, que la esperanza persiste, que no todo está perdido y que la luz brilla para todos por igual.

Sentado en e el escritorio de mi estación, oigo a mi jefe al fondo hablar sobre los sucesos del terremoto. ¿Cuánto tiempo hablaremos de esto?. Ciertamente hay muchas cosaspor mejorar, pero las lecciones aprendidas son valiosas. Después de todo, ¿no es caso eso lo que, en parte, nos hace humanos? ¿es acaso el evolucionar y aprender de nuestro errores una de nuestras mejores cualidades?. Honestamente espero que así sea, de lo contrario no veo mucho sentido en la permanencia en este planeta.