Un nuevo día

Hoy me he despertado cansado, después de un domingo relativamente tranquilo. Cuando ingresamos a trabajar todo se veía normal...algunas veces olvido que este trabajo tiene pocas cosas normales.
A lo largo del día tuvimos algunas emergencias "menores", especialmente con abejas africanizadas; pero hace poco alguien vino a la estación a avisarnos de una persona que se había desmayado. En mi experiencia estos casos normalmente se deben a una pequeña alteración de la presión arterial o algún trastorno del azúcar, así que tomé el botiquín de primera intervención médica y fuimos a evaluar al paciente.
Al llegar a la casa de esta persona todo se veía normal, subimos al segundo piso y ví a un señor de 55 años aparentemente desmayado, excepto por algo...estaba azul. La cianosis indica que una persona lleva tiempo sin respirar, lo que podría llevar a un apro cardíaco. Empecé a examinar al paciente y verifiqué su PCR (paro cardiorrespiratorio). La adrenalina fluye de nuevo, solo pienso en el protocolo de trabajo para paros cardíacos y visualizo su corazón tal y como lo he estudiado en la universidad, repaso la fisiología, anatomía y farmacología que se aplica en este caso y empezamos a dar tratamiento de emergencia. Trabajamos dando el 100% de nosotros para salvar al paciente, se oye en el fondo un murmullo de gente llorando y mientras preparo el defibrilador veo a la esposa del señor rezar para que este se mejore. Pasan 20 minutos y luego de varias dosis de medicamentos y descargas eléctricas se declara fallecido al señor. Hoy perdimos una batalla, perdimos un paciente...lo perdí. Repaso lo que pude hacer y me pregunto si hice algo mal, aunque me he apegado al protocolo. Toda muerte de un paciente se lleva un pedazo de mí, porque he hecho mi mejor esfuerzo para tratar de salvar una vida.
Me ha tocado darle la noticia a la familia. ¿cómo decirle a alguien que su padre o esposo o hijo ha muerto? Siempre es difícil.
Hoy perdí un paciente.
Espero no perder más.