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sábado, 7 de abril de 2007

Un incendio

Hoy ha sido un día de trabajo normal, aunque he estado desde hace dos días con una contractura de los músculos del cuello me rehuso a faltar al trabajo. Por la mañana hemos revisado el equipo de la unidad 46 y verificado que todo se encuentre en perfecto estado. Luego de la reunión normal de todos los días donde nos pasamos las novedades y vemos la agenda del día, cada uno se dedicó a hacer su trabajo.
Justo cuando estaba calentando mi comida (odio cuando esto pasa!!!), fuimos despachados a un incendio en Cuatro Reinas de Tibás, San José de Costa Rica. Desde el momento de salida de la estación de bomberos de Barrio México la adrenalina fluye por mi cuerpo y se me olvida la contractura del cuello. Tan solo pienso en el fuego, y otras cosas. Es curioso lo que uno piensa antes de ir a un incendio: hidraúlica, rescate, ventilación, chorros, Dr. House y el almuerzo esperando en el microondas.
La nube de humo negro proveniente del incendio se veía desde cierta distancia, lo cual confirmaba la existencia de una estructura con fuego. La unidad 12, que llegó de primero al lugar, avisa que se trata de una casa de dos pisos totalmente en llamas y nos solicita que la pasemos el agua. La adrenalina aumenta. Cuando llegamos al incendio se ve la gente corriendo y gritando por su casa, desesperados porque sus pertenencias se hacen, literalmente, humo. Me coloco el Aparato de Respiración AutoContenida (ARAC) y entro al incendio con mi compañero. Oscuridad. Calor. Ruido. Confusión. Los incendios son siempre iguales y de alguna manera todos son diferentes. Solo oigo el ruido de mi respiración a través del ARAC y pienso que debo controlar la respiración para que mi cilindro de 4500 libras de presión por pulgada cuadrada (PSI) dure lo suficiente. Vemos el fuego y avanzamos con las mangueras. Aplicamos el agua...y una nube de vapor a más de 100 grados celcius nos envuelve. Continuamos adelante, siempre hacia adelante, el ruido y el calor son muy fuertes y peleamos contra la bestia. Al fianl ganamos, no murió nadie y salvamos muchas propiedades.
Salimos del incendio exhaustos y felices por cumplir nuestro trabajo y vivr para contarlo. Todavía faltan muchas horas para terminar la guardia, todo puede suceder...
Esperamos el siguiente incendio...