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miércoles, 7 de enero de 2009

Soledad




"...soledad en un claro rodeado de árboles. Grandes y densas nubes de árboles cuyas hojas se mueven al aire tibio. Es el zumbar de los insectos en el estío, el suave vaivén de la oruga en su cuna de seda. Es el venado que con ojos entrecerrados y oídos atentos acecha entre las sombras del bosque parchades de verde. Ser solitario no entraña estar solo. Es ser uno con todo. El mundo resulta vacío si solo pensamos en trabajo, montañas o ciudades; pero si encontramos a alguien que siente y piensa como nosostros y que, aunque distante, se encuentra cercano en espíritu, entonces el mundo se convierte en un jardín habitado..."
Hace mucho tiempo que leí estas palabras, y sin embargo han perdurado en mi mente por años ya que describen lo que he llamado mi soledad. Si, me gusta estar solo. Pero eso no significa que quiera ser una especie de ermitaño. Me gusta estar solo para poder pensar, leer, dormir, tener el espíritu en paz. Creo que la meditación es importante. Unos minutos de paz, silencio, tiempo y espacio para interiorizarte, un tiempo de reflexión.
Es cierto el hecho de que la luz la llevamos por dentro. Esa luz es la que nos da energía para seguir en la rutina diaria. Cada quien tiene su manera de ver las cosas, pero todos deseamos estar en la luz. No nos gusta sentirnos "oscuros". Bueno, quizá a los emos si les guste, pero al resto del mundo creo que le gusta sentirse bien. Cierto es que hay muchas cosas que nos hacen falta, cada quién sabrá qué es lo que quiere, pero no todos sabemos qué es lo que necesitamos.
Pero hoy puedo decir que me siento en paz. Por supuesto que hay muchísimas cosas que mejorar, situaciones que me gustaría cambiar, deseos y ahnelos que aun no realizo, pero cada día tomo decisiones que me afectan a mi y a aquellos que me rodean. Tan solo espero, tengo la fe, que esas decisiones sean las más adecuadas. Eso es responsabilidad. He renunciado a muchas cosas en la vida, y ciertamente hay muchas que extraño; pero también es cierto que hoy tengo otras que me compensan con creces.

En la tumba de mi padre se puede leer lo siguiente: "arquitecto de su propia vida". Hoy más que nunca esas palabras resuenan con más fuerza porque adquieren mayor validez, mayor relevancia. Soy yo, y nadie más, el encargado de mi vida, y de mi depende lo que pase con ella. Dentro de unos años lo que deseo es poder estar en paz, tomar mi Harley y junto a mi perro salir a pasear, hacia el atardecer...hacia la soledad.